Nathan
“Otro
techo que no reconozco” me digo al despertar, tengo la espalda cubierta de un
frio sudor, me siento en la camilla aun un poco mareado, miro a mi alrededor y
no hay nada más extraño que otra gente durmiendo mientras que otros hablan muy despacio con sus vecinos de camilla. La
luz de la luna ilumina apenas el interior dejando una combinación muy especial
entre su claridad y la oscuridad.
Me
levanto despacio, tratando de no hacer mucho ruido y luego camino hacia donde antes posiblemente
hubo una puerta pero ya no, cuando asomo mi cabeza hacia el pasillo me percato
que hay un soldado apoyado en la pared;
Al lado de él, en el piso se encuentra una linterna farola que ilumina en las
dos direcciones del pasillo, apenas miro hacia su cara, noto que nuestras
miradas se cruzan a pesar de que no puedo distinguir las facciones de su rostro
porque aun se encuentran sombreados por la oscuridad. Mientras sigo caminando
puedo sentir como posa su mirada en mí pero ninguno de los dos nos dirigimos la
palabra, es mucho mejor de esta manera, yo solo sigo adelante aunque de todas
formas lo miro de reojo. Cuando llego al pórtico, veo una cortina plástica que
esta como separador, la levanto un poco y luego paso por debajo.
Afuera
la luz abunda, soldados haciendo guardia y muchas farolas por todos lados.
Algunas personas como yo están sentadas en el piso, observando lo que ocurre,
viendo como estos soldados hacen sus guardias por este sector. Camino sin rumbo
alguno, alejándome de todos, tratando de despejar mi mente de los recuerdos que
causan mi mal sueño, a medida que deambulo cada vez más lejos.
—Oye. —Miro hacia el lugar de donde vino
el sonido, es una soldado.
—Que. —Le respondo de una forma fría y directa.
—Eh…
—Que pasa. —Le vuelvo a repetir fríamente.
—Deberías volver a donde están todos, aun es peligroso.
—Ya veré yo que hago.
—Pero…
—Qué más quieres. —Le digo cortante.
— ¿No crees que deberías tener un poco de respeto?
—Para. —Sigo mí inmediatamente mi camino después de decir eso.
— ¡Hey! —Ella me llama la atención cuando apenas doy unos pasos. —Debes
volver. —Su voz se escucha fuerte y trata de poner autoridad,
—Que. —Digo de forma seria mientras me pongo delante de ella, marcando
la diferencia de tamaño y su nerviosismo aparece al instante.
—Vuelve, ahora.
—Bien. —Le respondo mientras paso rozándole el brazo, no vale la pena
hablar con gente de esta calaña.
—Que le pasa… —.Oigo decir a esa mujer a mi espalda.
Mientras vuelvo a mi andar, noto como el vaho se propaga hasta
desaparecer en el aire tras cada vez que exhalo, luego me siento en el piso e
inmediatamente advierto lo frio que se encuentra, pasan algunos minutos antes
de que logre aclimatar completamente al suelo. A unos metros de mí una persona
de aspecto fuerte y su cabello es negro como esta misma noche, el lleva un gran
barril metálico que no tiene tapa alguna, lo deja en la vereda y luego otra
persona llega con algunos trozos de madera, dos personas más repiten el mismo
proceso y yo me pregunto “de donde habrán sacado esa madera”, uno de ellos, de
aspecto delgado y de mayor altura, saca una pequeña caja de fósforos y luego extrae una cerilla que
enciende a los pocos segundos, lo acerca a la madera tratando de inflamarla
pero no tiene éxito alguno, después de
algunos intentos se origina un pequeño centelleo que comienza a irradiar
luz y su candente llama abriga con
dulzor sus entumecidos cuerpos; La misma persona que lo encendió hace un
pequeño codazo contra su compañero, posteriormente ambos caminan en direcciones
contrarias, en unos momentos ambos vuelven, el de aspecto fuerte sostiene a un
abuelo de cuidadoso y pausado andar. Esa llama se muestra acogedora en estas
tinieblas de muerte y soledad, cuando me aproxime me percato de la calidez que
cada vez la siento con más fuerza, me arrimo al lado del fuego y situó mis manos cerca para que dejen
de estar entumecidas.
Junto a mí hay otras seis sujetos, el abuelo, el de apariencia fuerte,
la persona alta y otras cuatro más. “Aun cuando me dicen que me debo quedar
aquí, prefiero caminar que permanecer
más tiempo sin hacer nada” me digo para mí mismo. Me distancio del fuego
y nadie repara en que me alejo, busco rápidamente con la mirada a otro de esos
soldados que se hallan por todo el lugar y al notar que no hay muchos cerca, me
escabullo para inspeccionar este sitio, “no confiare en ellos” me repito
mientras camino por la calle.
A pesar de que solo dormí algunas horas no me fatigado o agotado. Poco
a poco me doy cuenta del gran terreno que fue cercado y alambrada, varias
cuadras fueron aprovechadas para dar abasto a la gran cantidad de refugiados
que llegan poco a poco a este lugar. Después de un rato comienzo a atisbar a un
soldado que camina tambaleándose y el arma que porta apenas la mantiene en su
poder porque está casi colgando de su mano derecha, le persigo desde una distancia que se podría llamar
“segura”.
— ¿qué mierda le pasa? —.Susurro para mí mientras le sigo observando,
miro a mi alrededor y no encuentra ninguna alma, como si todos hubieran
desaparecido pero sé que eso no es posible.
Transcurrieron algunos segundos y a él se le cae el arma al pavimento,
de pronto una persona encapuchada aparece por una vuelta de una calle que se
encuentra más adelante, la silueta de esa persona indica que puede ser una
mujer.
— ¿Soldado? ¿Se encuentra bien? —.La voz que escucho es
definitivamente de una mejer y la encuentro algo familiar, como si ya la
hubiera escuchado antes —. ¡Hey! —.Dice en un tono más alto mientras se acerca
aun más a él.
El hombre alza los brazos tratando de alcanzarla y luego tropieza
cayendo de bruces al suelo pero ella lo retiene antes de que impacte, lo pone
con cuidado en el piso y luego coloca su mano en la frente de el.
— ¡Estas ardiendo! —.La escucho decir exaltada y después la veo mirar
en todas direcciones hasta que se percata de mi presencia — ¡Eh! ¡Tú, ayúdame! —.Dice
con voz preocupada.
Doy un paso hacia atrás pero recuerdo cuando me salvaron el pellejo
pero no en el pasado… pero de todas formas me ayudaron en esa calle cuando me
perseguían, a pesar de que me desagradan y mucho, les debo esto y luego ya
estaremos a mano.
—Ya… —Digo apenas para mí mientras me acerco hacia ella, apenas si
tengo ganas de hacerlo.
Cuando apenas me situó a su lado, ella se retira la capucha de su
cabeza dejando ver su cara, es la misma mujer que antes me insistió, al
instante me dieron menos ganas de ayudarlo aunque ya no me puedo resignar.
—Ayúdame aquí —.Me dijo mientras apunta hacia los pies de este hombre —.Agárrale
los pies.
—Este pesado —.Me dice mientras introduce sus brazos entre sus axilas
y lo levanta, yo ni siquiera me inmuto a lo que ella dice y lo levanto.
— ¡Me acuerdo de ti, pelo de nieve! —.Dice fijándose en mi cara.
—Que...
— ¿Por qué sigues con la cara larga?
—Te quedas callada o me largo —.Le digo molesto, no tenga nada con
ella para que se tome todas estas libertades.
—Mmm… —Refunfuña casi haciendo un puchero.
—Mejor.
—Llevémoslo con algún médico.
Cargamos al soldado por las calles, al mirar su cara noto lo roja que
esta, suda mucho y respira de forma pesada, ¿estará sufriendo algún ataque o
solo estará gravemente enfermo?, seguimos hasta una tienda plástica de gran
tamaño que está emplazada en el centro de este cercado, ocupando casi la
totalidad de la vía, cuando apenas llegamos a la entrada alguien vino hacia nosotros
inmediatamente, tal parece aún queda personal médico que no está ocupado
atendiendo todos los demás, no paso mucho antes de que trajeran una camilla y
se lo llevaran al interior. Me giro y nuevamente camino en alguna dirección,
esperando encontrar otra cosa.
— ¡Pelo de nieve! —.Escuche a la mujer llamarme y de una forma que me
cabrea, ignoro lo que me dijo siguiendo adelante.
Camino algunos pasos más y siento como ella me tome del hombro, esta
no se rinde, la miro directamente a su
cara que tiene una sonrisa marcada.
— ¿Qué quieres?
—Como dije antes, me pareces interesante y sé que algo malo te paso.
—Lárgate —.Le digo ya de forma enojada, que sabe ella.
—No lo hare.
La miro con repulsión y sigo mi nuevamente mi camino, cuando ya llevo
un buen trecho siento unos pasos y miro de reojo, ella me estuvo siguiendo
desde el principio, acelero el paso y noto que ella también lo hace, ¿acaso no
tiene nada mejor que hacer?, varios minutos transcurren de esta forma, los
pasos apenas se escuchan pero sé que son de ella, me volteo irritado para
hacerle frente.
— ¿¡Qué más quieres!? —. Hable de forma rápida pero al fijarme, quedo
un poco confundido, allí no hay nadie, ¿Habrá sido mi imaginación?
—Buu —.Al escucharla a mi espalda de forma repentina hace que dé un
salto me aleje por la impresión, ella tiene una sonrisa burlona pero solo me
hace enojar más.
La miro con furia y cuando me dispongo a hablar suenan algunas sirenas
que envuelven todo en su sonido, ella cambia rápidamente su expresión, como si
de la nada fuera otra persona y camina hasta mi lado, me toma de la mano.
—Otra vez —.La escucho susurrar mientras me arrastra sin previo aviso.
— ¡Que haces! —.Le digo enfadado y quito mi mano con brusquedad.
—Es peligroso, tienes que volver.
—Y que, vuelve tú si quieres.
—Ya no es tiempo para jugarretas.
—No me des ordenes —.Le digo amenazador —.si no obedezco a los
milicos, menos lo hare con otra persona.
—Vamos a volver, ahora —.Su forma de hablar cambio completamente y ya
no tiene esa expresión burlona.
La ignoro completamente y trato de alejarme de ella, ya es suficiente,
no quiero otra persona que se crea que me puede mandar, a los pocos pasos me
vuelve a parar, creo que hoy ya es algo común que me quieran parar, ella vuelve
a tomar mi mano y la miro directo a su rostro, algo en su expresión me hace
dudar en seguir insistiendo, algo que no puedo identificar.
—Bien —.Digo mientras aun trato de identificar que me hizo cambiar de
opinión, es como si hubiera olvidado algo importante; Ella solo me responde con
una sonrisa y me dejo llevar.
Ella me toma de la mano y me jala, miro a mí alrededor y veo algunas
personas casi estar corriendo por llegar al centro del campamento, en donde
creen que podrán estar seguros, poco a poco nos fuimos introduciendo en la
multitud hasta ya estar rodeados de muchos otros.
Algunos minutos pasaron y delante de toda esta multitud alguien comenzó
a hablar con un tono sorprendentemente fuerte.
—Más adelante —. Ella nuevamente comenzó a jalarme y avanza entremedio
de la gente como si de un día de campo se tratara.
Ella para cuando ya estamos frente a todos y suelta mi mano aunque se
queda fija mirando al hombre.
— ¡Buenos días señores y señoritas, las alarmas que han sonado solo eran
un simulacro! —.La molestia de la gente apareció al instante —. ¡Este será el
primero y el ultimo, estén preparados para cualquier situación, gracias! —.Dicho
esto se va caminando como si nada hubiera pasado.
Las personas se empiezan a dispersar mientras hacen notar sus quejas,
yo también ya me comienzo a mover pero ella nuevamente me toma de la mano, ya
no sé si seguir tratando de alejarme o solo acertar que no se quiere apartar de
mi lado.
Después de aproximadamente veinte minutos se empiezan a formar los
soldados en el mismo lugar que en donde se encontraban las personas, pero
ordenados; Al rato después vuelve a llegar el mismo hombre que habló y se
acerca a ella.
—Hola señorita.
—Hola y ¿Qué paso con ese simulacro?
—Perdón por poder informarle pero su radio se encontraba apagada y no
le pudimos encontrar —. ¿Qué pasa aquí?, porque le habla como si ella tuviera
autoridad.
—Bueno, y ahora que sucede.
—Se informara a todos sobre su presencia, algunos aun no comprenden.
—Ya veo, suerte con tu discurso, amigo.
—Gracias… raro, no lo crees.
—Que cosa.
—Nada, nada ¿y él?
—Viene conmigo —.Su conversación me produjo dudas, ¿Qué no comprenden?
—Ya vamos a empezar.
El se puso en el centro y al frente de todos, “estos tipos no me
agradan, es su culpa” pienso mientras le veo poner la frente en alto, los
soldados se mantienen inmovibles de donde están parados, como si de estatuas se
tratara.
—¡Como sabrán, esto ya es una guerra de sobrevivencia y esto no solo está
pasando nacionalmente, esto es un hecho mundial, estamos en un nivel de riesgo
critico, todos los países están sospechando de los otros porque todos dicen que
han sido atacados, así que peleamos contra algo invisible, sin forma por el
momento! —.Al escuchar eso solo recuerdo las personas que vi morir en mi camino
—. ¡Y segundo! —.Calla y la mira directamente a ella —. ¡Del mismo modo que esa organización hostil, otra apareció
y está repartida por todo el mundo, ayudando a parar esta masacre sin sentido,
ellos se hacen llamar “Cazadores”! —.Dice mientras enfatiza en la última
palabra —. ¡Se que algunos de ustedes ya sabían esto y se niegan a creerlo,
ponen quejas de cómo alguien así les puede dar órdenes, de porque está haciendo
eso un “civil”, entiendan de una vez, no-son-civiles, son miembros altamente
especializados para situaciones de combate, quizás todos nosotros no sabíamos que
allí estaban pero dejen de hablar idioteces, los de arriba ya mandaron la orden
de que ellos mandaran! ¡No quiero hacer una corte marcial a alguno de ustedes
por sus idioteces! ¡Entendido!
— ¡Si señor! —.Dijeron los soldados con fuerza.
— ¡No soy el señor, el señor esta en el cielo, yo soy su comandante!
— ¡Si comandante! —.Dijeron con incluso más fuerza que antes,
inundando el lugar con el potente grito.
— ¡Y por último, Por favor pase adelante señorita! —.De forma
inmediata ella comienza a caminar hacia él, ¿acaso es ella?
Muchas de las miradas de los soldados cambiaron de serios a sorprendidos.
— ¡Ella es la única de su organización que se encuentra en este lugar
donde protegemos a los que aun están vivos! ¡Ella es Red, será su superior, recuérdenlo!
— ¡Si señor!
--¡Retírense y vuelvan a sus puestos!
— ¡Si señor! —.Después de la respuesta unísona de todos ellos, se
comienzan a ir con velocidad.
“Ella… es un militar… no es una persona cualquiera” piensa para mí a
medida que ella se acerca, la miro y retrocedo un paso, pensé que podría confiar
en ella, yo estaba mal, solo tengo que seguir como siempre he sido, no debo
confiar en nadie.
— ¿Qué sucede?
—Aléjate de mí.
Dicho esto me doy vuelta pero ella vuelve poner su mano en mi hombro,
la saco con furia y sigo caminando hasta el lugar en donde había dormido, al
llegar me siento en la camilla, otras personas también están por allí, las
mismas personas de antes, ni siquiera me puedo fiar de ellos.
…No puedo confiar en nadie más que yo…