lunes, 5 de septiembre de 2016

Capitulo 26.- Soy el bueno o el malo

25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 17:36 PM.
SUPA832
—Se ha detectado un campamento hostil activo con actividad C.Z.R, tienen una gama de blindados en la zona, los locales también estarán presentes. –Escucho a nuestro capitán por la radio.
— ¿Reglas de combate, señor?
—Todo personal encontrado, civil o militar es prescindible.
—Aquí martillo, objetivo a la vista, tiempo estimado sesenta segundos.-Dice el piloto.-Diez segundos.
—Preparados y listo para el despliegue.-Dice nuestro mayor.- ¡Hagan sentir orgullosos a nuestro padre! ¡Ahora fuera de mí helicóptero!
— ¡Señor, si señor!
Nos tomamos de las cuerdas y con la gracia de la gravedad, llegamos rápido al suelo Nos dejaron un poco alejados del punto cero uno pero es mucho mejor que la infantería que no es más que la carne de cañón.
— ¿Señor?
—Vamos a dirigirnos al primer punto y esperaremos por órdenes.
Algunos pedazos de papel quemados se mueven con las corrientes de aire y las calles están faltas de limpieza. Avanzamos rectos con las armas preparadas. Muchos cadáveres se encuentran por el piso, algunos de infieles y otros de hermanos que no han tenido una sepultura digna de su sacrificio.
—Operativo KT en punto cero uno, requisito órdenes.-Habla nuestro mayor en el comunicador.
—Aquí casa, establezcan perímetro y esperen a unidad acorazada.
Hincamos rodilla en mitad de la calle, espalda contra espalda. Quedamos de la misma forma que en el entrenamiento, callados e inmóviles esperando alguna cosa que nos incite a reaccionar.
El ruido de los disparos es incesante a lo lejos, la música de guerra no cesa. Pronto el motor del helicóptero se hizo presente trayendo consigo el pesado juguete atado por múltiples ganchos. Este se acerca al suelo y los cables se cortan.
—Paquete entregado.-El sonido se escucha al y claro a pesar de algo de interferencia. Dicho esto toma vuelo nuevamente.-Volviendo a casa por falta de combustible.
Nos acercamos al tanque y este hace rugir su motor como si quisiera gritar al mundo, “Aquí estoy”
—Fierro listo para sus órdenes.-Escucho por el auricular.
—Avanzando a punto cero dos.-Responde inexpresivo el mayor.
Nos quitamos de su camino de su camino e inmediatamente este se pone a andar con sus gruesas orugas, aplastando y resquebrajando el suelo por donde pasa. Le dejamos ir por delante para estar más protegidos por las toneladas de metal de guerra. Un hermoso y perfecto pedazo de metal belico.
Seguimos en una ruta recta por la calle, los martilleos de los percutores no se detienen a lo lejos y cada vez los escuchamos más cerca.
A unos pasos después nos encontramos con seis de los nuestros, están con falta de municiones pero eso no les impedirá seguir luchando hasta el final. Ellos pasaron de ser guardias en un punto fijo a ser nuestra escolta. Llegamos a un lugar lleno de vehículos abandonados en la vía y el tanque pasa por encima de ellos sin ningún problema. Ahora son inutilizables.
Un zumbido pasa seguido de un impacto. Uno de nosotros cae. Todos nos ponemos detrás de los carros, el tanque comienza a gira su torreta y alguien vestido de negro sale corriendo entre los autos.
— ¡Busquen y destruyan! —Dice nuestro mayor. — ¡Matadle!
Unos segundos después otro cae con un hoyo en su cuello. El tanque dispara y hace explotar una pared junto a un auto.
Dejamos avanzar al tanque mientras que nosotros vamos pegados a las paredes. En el recorrido varias veces le vemos y cargamos contra él, pero este muy cabron sabe moverse rápido. Le presionamos hasta que pareciera que no puede retroceder más y se interna en los edificios. Nosotros le seguimos las pisadas.
—Debe ser uno de los objetivos, avancen con precaución —Dice el mayor—.Elimínenlo a como dé lugar.
Nos situamos a ambos lados de la puerta de vidrio, nos miramos y solo con un mísero gesto nos entendemos. Entramos con las miras en altos, buscando en cada centímetro del lugar por ese bastardo.
No encontramos nada en ese piso, así que pasamos al segundo. Es una larga sala que fue ocupada como oficina; Tiene una gran cantidad de cubículos con computadores, impresoras, papeles y otras cosas de la misma índole.
Cada uno tomo un espacio para avanzar, vamos revisando uno por uno todos los cubículos. Algo se cae cerca de donde me encuentro y con la culata del rifle, destrozo con fuerza la delgada pared plástica del cubículo. Al mismo instante escucho un click y luego le veo salir corriendo a toda velocidad. No le puedo disparar ya que mi arma está al revés pero eso no me impide seguirle y en el camino darla vuelta. Salta y rompe el cristal de la ventana. Escucho un metal abollándose. Me detengo al lado de la cornisa. Le veo correr alejándose, apunto y disparo unas cuantas balas. Escucho un alarido. Sigo disparando pero el ya se metió entre los edificios.
— ¡Situación! —Grita el mayo corriendo.
—El objetivo ha escapado por la vía pública.
— ¡Y porque demonios le has dejado!
—No he tenido el tiempo suficiente.
— ¡Hablaras directamente con el comandante! —Su voz suena agresiva.
—Sí señor.
<<Los puntos rojos se acercan a negros, primera línea exterminada, preparen estrategia de choque>>
La trasmisión de radio se corta. El mayor solo me mira luego camina hacia la escalera mientras recarga su arma.
25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 19:30 PM.
Jack
—Ya no aguanto más.
—No reclames, apenas han pasado algunos minutos.
— ¡Y una mierda! ¡Van a venir por nosotros!
—Cálmate.
Su frente se ha puesto algo sudorosa y sus ojos expresan un temor que es muy razonable en ésta situación. Un soldado profesional se nos acerca.
—Señor, si no tienes la capacidad de estar calmado, retírese.
—y porque demonios nadie tiene miedo…
—Se lo repetiré, si no puede afrontar la situación, retírese.
—Me quedare.
—Excelente.
El soldado vuelve a su posición que está a unos pasos más allá y mi compañero, le queda mirando algo ¿Entristecido?, no se distinguir pero sé que tiene un revoltijo de pensamientos y emociones que le entorpecen.
—Pero aun no sé cómo están calmados.
— ¿Sabes lo que hace que una persona normal sea un héroe?
—Pues que haga un acto heroico, algo genial.
—Sí, eso es algo que hacen pero te falta algo fundamental.
— ¿Que es gente especial?
—No, eso no —Le miro algo exhausto —.El héroe es el que se queda cinco minutos más que el otro.
Me queda mirando algo sorprendido y luego desvía su mirada hacia el suelo.
—Me quedare esos cinco minutos.
—Bien dicho.
25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 19:50 PM.
Kuro
—Malditos sean, me desangro…
Me apoyo contra la pared y me rompo un extenso trozo de la polera, luego la ocupo como torniquete. El dolor de la presión me hace gemir. Luego de un rato la sangre aun sigue pero en menos cantidad y me quito el torniquete. Es una herida limpia, no me destrozo ninguna vena del hombro pero aún así necesito atención médica. Me pongo el pedazo de tela en la boca y acerco mi mano libre a la herida. Grito del dolor que me produce meterme el dedo en la herida, el grito es ahogado por la tela. Mi vista se pone borrosa pero aún no me puedo desmayar, si lo hago moriré. Un pedazo de metal cae al piso y yo respiro con alivio. Me coloco nuevamente una venda improvisada. El dolor es inevitable, no me gusta. Lo odio, odio a los que generan dolor.
25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 20:10 PM.
Red
— ¡Tanque! —Grita uno de los soldados— ¡Por el final de la calle!
— ¡Dispérsense! —Grito corriendo hacia las callejuelas entre los edificios.
Algunos me siguen por las callejuelas, entre estas nos encontramos con algunos hostiles que no nos fueron una gran amenaza.
— ¡El maldito está avanzando! —Grita alguien por la radio—. ¿¡Donde están los explosivos!?
— ¿¡Tienen termita!? —Grito por la radio.
— ¡No tenemos por este lado!
—Yo tengo una —Dice un soldado a mi derecha —.Y c4.
— ¡Perfecto! Dámela —Le digo extendiendo la mano—. Vamos a derretir a ese puto.
Llegamos hasta el final de la callejuela y en el edificio que nos queda enfrente, vemos una ventana que está en el segundo piso.
—Quien quiere hacer de piso.
Uno de ellos se pone con su espalda hacia la pared y extiende sus brazos.
—Quien va primero —Pregunto curiosa.
—Yo —Respondió otro—Yo voy primero.
—Bueno, tú prepárate a destrozar la ventana —Le dije a otro.
El soldado corre y salta con esfuerzo, el otro dispara contra la ventana y esta se quiebra, el soldado apoya sus pies en los brazos y lo impulsa hacia arriba. Este se agarra a la saliente y luego sube. Se apoya en el piso y extiende su mano hacia abajo, uno a uno empezamos a subir.
Toda la planta es un local de ropa o bueno, era un local de ropa. Algunas prendas están cubiertas de polvo e incluso, algunos hongos.
Nos arrodillamos frente al gran ventanal que da hacia la calle mientras que el tanque sigue avanzando con una completa seguridad que no le durara por mucho, además está regalando cañonazos como si de navidad se tratara.
—Prepárense para volarlo.
Cada uno tiene una de estas en la mano, destrozamos en conjunto el ventanal haciendo que los trozos de cristal caigan sin freno alguno, desconectamos la argolla de seguridad y la arrojamos a la zona superior del blindado.
— ¡Cúbranse! —Grito al lanzar el explosivo plástico.
Una explosión de grandes proporciones se produce, en mis oídos se forma un pitido constante y todo se mueve algo más lento que lo habitual. Todo está lleno de un humo espeso y oscuro, a mi lado se hallan los otros soldados que se incorporan con dificultad, todos salimos afectados.
Uno de ellos me ayuda a pararme. Los nuestros están avanzando incesantes por la calle, hemos ganado aquí pero las llamadas de ayuda aún no se detienen por la radio, otras zonas de la ciudad también están siendo atacadas.
— ¡Señores, solo los muertos ven el final de la guerra así que aún no pueden rendirse!
— ¡Si señora! —Dicen todos algo descoordinados pero con entusiasmo.
25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 20:25 PM.
SUPA832
A pesar de que nos juntamos con una fuerza de ataque mayor, estamos siendo acribillados, destrozados… por un simple contingente enemigo pero no me rendiré, les hare saber que no somos débiles.
A pesar de que solo yo aún sigo avanzando, se que uno de ellos está aquí y le hare saber de frente que no somos débiles. La vi. Es una de ellos. Me acerco lo más cauteloso que puedo hasta donde está y le apunto, pongo el dedo en el gatillo y lo presiono.
Solo sonó el percutor golpeando la cámara sin ninguna bala, el arma se quedo sin munición y yo no me percate. Está se da vuelta y en un momento.
Me ahogo con mi propia sangre.


lunes, 25 de julio de 2016

La mariposa del pasado numero 2



** De ** de 1992. Antártica. **:** PM
Según los últimos informes, múltiples bases militares han aparecido en diferentes lugares del planeta, están bajo el control de sus países pero nuestros informantes han constatado lo contrario. Por esta razón se han enviado algunas patrullas como espías, entre ellas están las más importantes: Espectro, fantasma y lobo. Estos nos mantendrán informados de los movimientos tras las líneas “neutrales” que les toco vigilar.
Desde la desaparición de EVOS, las dudas se implementaron como un virus entre nuestras instalaciones, algunos creen que aun están entre nosotros y que operan desde las sombras. Los rumores deben ser cortados de raíz o puede que ocurra otra lucha interna con resultados más desastrosos porque aun no se recuperan del todo.
Fin del informe, General.
Gracias por su tiempo. –Le respondo reorganizando las ideas en mí cabeza. –Puede retirarse.
¡Señor, si señor!
El ambiente aun está caliente, las cenizas aun no se apagan por los combates que ocurrieron.


Capitulo 24.-Situaciones.



Cree en ti mismo, nuestra fortaleza nace de nuestra debilidad.
(Ralph Waldo Emerson)

25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 10:03 PM.
Jack

¿Por qué tengo que quedarme aquí? –Pregunta Kiara cabizbaja.
Tengo que ayudar y es muy peligroso para ti.
¡Pero yo puedo ayudar! –Réplica algo enojada. -¡Yo también puedo hacer cosas!
Entonces cuida a los demás. –Señalo a los demás niños de la habitación. –Pueden necesitar ayuda.
Pero si ellos no necesitan nada.
Entonces es una apuesta. –Le digo parándome. -, Si nadie necesita nada tu ganas pero si alguno necesita algo yo gano.
¡Sí! –Dice entusiasmada.
Anótalo en esta libreta.
Ya… pero si esta es tuya.
Sí, cuídala por mí y no hagas locuras.
Su pequeña cara se ilumina de emoción. Después de dejarla en esta bodega-pieza en donde hay otros niños, que en su mayoría no sobrepasan los diez años, me dirijo al entrenamiento voluntario, del cual ahora no me puedo retirar.
Apenas me demoro unos cuantos minutos en llegar a la cancha que seguramente la habrían usado para jugar futbol en meses pasado al inicio de esto.
Los militares nos hicieron formarnos en una fila y luego empezaron a decir el mismo discurso que ya he escuchado antes: “Gracias por estar aquí a pesar de la situación, pero gracias a ustedes nos ayudaran a terminar con esta guerra sin sentido”. Sé que solo trata de aumentarnos el ánimo pero no lo encuentro necesario. Realizamos múltiples ejercicios físicos y para mí sorpresa, no me canso con facilidad a pesar de los extenuantes periodos de acondicionamientos físicos aunque otros no lo soportan, y eso les hace terminar vertiendo todo lo que comieron fuera de sus estómagos en una sinfonía repulsiva para cualquier oído presente.
Cuando ya son las dos de la tarde, nos dan dos horas libres para descansar y comer. Aprovecho de ir hacia el lugar en donde se encuentra Kiara, por el recorrido noto que las cantidades de gente han bajado de manera considerable, aunque no es de sorprender ya que algunos han muerto y otros se han largado a donde se les dé la gana, seguramente se llevaron algún auto de la ciudad y se fueron a sus respectivas ciudades. Era cuestión de tiempo.
Cuando ya me falta poco para llegar a mí destino, busco e ingreso a un baño de una casa aledaña, me alegra que esté limpio y en buenas condiciones, debería decir excelentes condiciones, aunque lo que más me sorprende es que las matrices y desagües de agua sigan funcionando después de todo este tiempo, no me demoro mucho y vuelvo a salir a la calle, a caminar los últimos metros.
Para entrar en la bodega tengo que pasar por un pasillo de ladrillos color crema aunque el piso se encuentra negro por la suciedad. La luz entra por uno de los pórticos que está en la pared derecha. El amplio lugar volvió a estar frente a mis ojos, busco con la mirada a Kiara pero no la puedo encontrar. Me acerco a una de las cuantas personas y les pregunto uno por uno pero nadie sabe. Veo una persona de cara ya muy familiar y me acerco, otros niños están a su alrededor.
¡Ah! Esa niña, quería ir al baño y fue con mí compañero por seguridad. –Responde la chica. -, no te preocupes, no debe tardar en volver.
Gracias. –Le respondo más calmado.
Le agradezco nuevamente y me apoyo la pared más cercana, esperando a su regreso. Después la veo entrar por el pórtico acompañado por un hombre y ella apenas me ve, corre directo hacia mí.
¿Y cómo te fue en tu búsqueda? –Le pregunto apenas la abrazo. Ella solo mira el piso. -¿Gane, verdad?
Si… -Responde entre feliz y triste.
¿Lo puedo ver?
Ella asiente  y me entrega la libreta con una sonrisa en su cara. Al mirar el interior, noto que varias páginas están escritas, leo una por una y veo de todos los tipos de peticiones, desde infantiles hasta los que te tocan el corazón, algunos quieren comer algo diferente y satisfactorio mientras que otros quieren ver a algún familiar que lamentablemente no está con ellos.
¿puedo ir a ver lo que hacías? –Pregunta Kiara con curiosidad.
No lo creo…
No creo que le haga ningún daño. –Dice otra persona, al verlo me doy cuenta de que es uno de mis compañeros. –Solo son ejercicios y además estará rodeada de personas fuertes.
¿Puedo? –Pregunta Kiara indecisa.
Está bien. –Le respondo desganado. –Vamos.
Cuando regreso a la cancha, lo primero que hago es hablar con el militar a cargo que está descansando. En un rato nos pusimos de acuerdo y ella ya se puede quedar cerca. Con el sol en lo alto iluminándolo todo y su cálida sonrisa me hace olvidar todo lo malo.
Cuando llega el tiempo, empezamos nuevamente los acondicionamientos físicos e incluso Kiara se nos une.

25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 16:13 PM.
Nathan

No puede salir, aun no se encuentra recuperado.
No tengo tiempo para estar aquí.
¡Por favor, quédese en la cama! –Dice la enfermera preocupada.
No. –Le replico ya con furia. –No me quedare aquí.
A pesar de las heridas y las personas que me quieren impedir que salga, sigo tratando de salir.
Haga el favor de hacernos el trabajo más fácil. –Dice un enfermero alto de piel morena.
—hazme el favor de apartarte. –Le digo encarándolo. –Me alegrarías el día.
—Si tanto te quieres ir, ahí tienes la salida.
Me indica la salida y yo solo agradezco en mi interior que se rindieran. Me acerco a una taquilla y saco lo que me pertenece, ropa y otras cosas. En el baño de la habitación me pongo mi vestuario teniendo cuidado de que las vendas no se salgan, por lo menos debo agradecerles por la curación. Salgo al pasillo pero no me puedo ubicar en este lugar, lo único que hago es seguir por el largo pasillo. En un momento, veo un plano de este lugar, es un hospital y me encuentro en el segundo piso. Voy hasta donde estaban indicadas las escaleras y allí están, no me demoro mucho en salir y la luz me sega un poco. Otra vez me pongo a caminar sin rumbo alguno, a medio camino me percato que los puestos militares están más abiertos, ya me puedo largar. A medida que me acerco, veo algunas fotos repartidas por las paredes, seguramente de las personas que perecieron. A medida que camino las observo con detenimiento y bajo ellas, veo una mochila tirada, la tomo y sigo.
— ¿Dónde vas? –Escucho la voz de una fémina a mi espalda, la reconozco.
—Me largo. –Le respondo imponiéndome. -¿O se te ocurre otra cosa?
— ¿Por qué odias tanto? –Pregunta “Red”. Me giro y le miro la cara pero siento que no vale la pena, la ignoro y sigo mi camino.
Me toma el hombro y me gira a la fuerza aunque inmediatamente la quito.
— ¿¡De que huyes!? –Su insistencia ya me está hartando.
Deja de seguirme.
No hasta que te ayude. –Dice insistente.
¡Tu eres un puto militar! –Le grito enojado. -¡No confiare en ninguno!
Técnicamente… no lo soy.
Mis ojos dicen algo diferente. –Ella me mira molesta y yo sigo caminando.
¿Qué tienes contra ellos?
Nada que te importe.
¿Por qué no dejas que te ayude? –Pregunta con una voz ya algo triste.
Nadie podrá arreglar lo que sucedió. –Le respondo lo que siempre está en mis pensamientos.
Ya veo, si tanto te quieres ir, allí está la salida. –Dice apuntando la calle.

25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 16:43 PM.
Red

A medida que se aleja, yo desengancho la radio de mí pantalón. Me da un poco de pena no poder hacerle cambiar pero lo mejor será que este bajo mi vista. Cambio la frecuencia del comunicador y lo acerco a mí boca.
—Aquí Red, necesito un dron de seguimiento. –El ya casi se pierde en la calle.
—Dron enviado a tu posición, llega en 30.
—Gracias UMI. –Veo al aparato volando en el cielo. – ¿Te acuerdas del crio del cual te hable?
—Afirmativo. –Dice una voz sintetizada pero femenina.
—Se ha marchado por la zona este, síguelo y mantenme informada, no quiero que se meta en problemas.
—A la orden.
— ¿UMI? ¿Acaso tienes desactivado el software de personalidad?
—Afirmativo.
—Actívalo de una vez.
— ¡Ya lo hice! –El tono de voz cambio a uno más alegre y no tan robótico.
—Gracias por la ayuda y no lo olvides, no puede pasar ningún peligro. Al igual que los otros.
— ¡Lo hare! No te preocupes, lo tendré todo bajo control.
Retiro la radio y miro el cielo, es un hermoso día. Miro al mar y veo el portaaviones, donde seguramente nos iremos en unos días.

25 de junio de 2016. Antofagasta, chile. 16:47 PM.
U.M.I.A

Dron en movimiento a sujeto prioritario: Nathan Robastien Melinas -Genero: Hombre-Edad: 20 –Datos  otros: Ninguno.
Batalla marítima en atlántico: Enviando Dron de ataque desde la costa.
Fuerza aérea española en confrontación: No es posible enviar ayuda.
Contrabandistas y fuerzas militares brasileñas se han unido en un contraataque masivo contra fuerzas hostiles.
La situación de Venezuela ha caído en picada, población civil masacrada en grandes proporciones y gran parte del país está sin control alguno.
Colombia dividido en dos bloques de influencia: Oeste está en una situación estable aunque a duras penas, la zona este está en guerra total
Rusia ha recibido múltiples ataques relámpago: Objetivos sin identificar.
(Recibiendo señal entrante, lugar: Japón. Activando línea segura.
— ¡Aquí Kitsune ichi! ¡Esos cabrones no nos dejan descansar!
—Marquen objetivos por laser, portaaviones aliada en distancia cercana.
— ¡Gracias UMI!
Mandando orden de ayuda a portaaviones aliado, 46 pilotos sin asignación.
—Pasada relámpago en minuto treinta. –Cambiando a vista satelital, catapulta lanzada.)
Patrulla espectro entro en combate contra soldados insurgentes estadounidenses, el personal enemigo ha sido despachado y han recuperado el arma de destrucción masiva, la han llevado a la sede numero tres para su desarme.
Se ha perdido control sobre gran cantidad de Europa, se han movilizado grandes cantidades de pelotones militares en conjunto a cazadores del área para retomar zonas perdidas.
Los satélites han captado a un francotirador no identificado que ha estado abatiendo personal enemigo aunque cuando civiles o unidades militares aliadas se acercan a la zona, este se esconde.
Los sujetos 108 y 106 se han desplegado.
China ha desplegado una flota marítima y tratan de retomar las costas aledañas.
La guerra civil en Siria ha parado, insurgentes y militantes se han unido. Los cazadores de la zona se han retirado del país.
Múltiples enfrentamientos se desarrollan ahora.
—Ese es el informe de momento, general.
—Muy bien. –Dice el general.-, ¿cómo va la infección de servidores y satélites?
—Muchas conexiones se encuentran caídas, las que funcionan están casi totalmente tomadas aunque un hackeo no identificado a destruido parte de las conexiones existentes.
—Sigue tomando el control, si esto termina podremos vigilar mundialmente.
 —Sí señor.
—Ah! Y otra cosa, se ha tenido alguna noticia del sujeto 101.
—Desde su desaparición en marzo, no se ha sabido absolutamente nada más aunque se recibió el canal de su radio por un minuto, desde entonces las noticias sobre él han sido cero.
—Avísame apenas se sepa de él.
 —Se me olvido otra cosa, la edad me gana. ¿Se ha encontrado algún rastro de la cuarta puerta?
—Negativo.
—Agh, bueno, vuelve a tus acciones diarias, gracias.
—Adiós, general.
— ¡Señor, perdón por no ejecutar su orden pero debo informarle: Múltiples tropas no identificadas en transportes aéreos se están movilizando a orden mundial!
— ¡Informa a las patrullas y toma el mando en las peores situaciones!




lunes, 18 de julio de 2016

Capitulo 23.- Prisionero.



24 de julio de 2016. Cárcel Rusa: Petak (El delfín negro). 20:02 PM.

Sin miedo no puede haber coraje.-Christopher Paolini.


Nikolai Kozlov

¡Celda número 172, colóquense en posición!
La orden llega sin previo aviso desde la tercera puerta,  me saca de mis malditos pensamientos y debo acatar la orden.
¡Si señor!
Mi compañero y yo luego de responder como si fuéramos putos militares, nos paramos contra para luego poner nuestras caras contra la pared y las manos a la espalda. Ellos abren la puerta e inmediatamente, escucho sus pasos al retirarse.
¡Salgan!
¡Si señor! –Volvemos a asentir.
Al salir lo hago con la espalda doblada, mirando al suelo y uno de ellos me esposa, restringiéndome aun más, lo mismo sucede con mi compañero.
Tienen objetos ilícitos. –Pregunta uno de los soldados, no les puedo ver más que los pies.
¡No señor! –Respondimos ambos.
El procedimiento es rutina, además, como demonios podrías meter algo si estas vigilado todo el condenado día. Me palpan buscando alguna cosa y como no encuentran nada, siguen adelante
Me toman por las muñecas y ejercen presión en mí espalda. Forzándome a quedar mirando el piso que ya tantas otras veces he visto, el piso que parece imperturbable al paso del tiempo.
Camino por el largo pasillo sin poder ver más que sus pies moverse a mí lado, de súbito nos detenemos y me meten en una pequeña celda de barrotes que apenas tiene espacio para una sola persona, tiene un pequeño banquito y me siento en el.
¡Póngase firme! –Dice uno a mí derecha, uno de rango superior a los otros.
Sí señor.
Al lado de mí celda se encuentra otra con las mismas características, la única diferencia de esta es que allí dejaron a mi compañero. Ambos nos levantamos con rapidez para luego ponernos de cara contra la pared, no me volvieron a decir una palabra por varios minutos.
Nuevamente se nos acerca el de rango mayor y nos queda mirando por unos segundos, de arriba abajo.
Convictos, estamos en una situación extraordinaria, ya no podemos mantenerles y por eso serán entregados al ejército como soldados.
No respondimos, solo callamos ante sus palabras. Lo único que se me viene a la mente es “Esto debe ser una mentira” pero las bromas aquí no suceden.
¿Entendido? –Replica el hombre entonando su ronca voz algo mucho más fuerte.
Respondimos “Si señor” como maquinas, por la inercia de responderles si a todo lo que digan.
Disfruten de sus últimas horas en este hotel.
Nos sacan de las pequeñas celdas para luego llevarnos de la misma incomoda forma hacia la grande, el suelo no ha cambiado. Cierran las tres pesadas puertas con nosotros dentro, solo nos queda esperar para ver lo que sigue, en nuestro aburrido hotel cinco estrellas.

24 de julio de 2016. Cárcel Rusa: Petak (El delfín negro). 20:30 PM.
Alek Smirnov

Señor, ¿Qué pasara con los más peligrosos?
Todos lo son.
Digo… los que sobresalen.
Se quedaran hasta salir en bolsas.
Ya veo…
¿Qué pasa?, usualmente no te preocupas.
Que no lo diga es muy diferente.
Seguimos hablando por unos momentos más. Las pantallas de las cámaras de seguridad muestran todos los pasillos y escaleras sin nadie del personal, como de costumbre.
Mientras ella sigue mirando las pantallas yo la miro a ella. A muchos no les agrada este tipo de empleo y por eso, es muy raro ver a una mujer en el personal. Apenas lleva un año y nuestra diferencia de edad es enorme pero aun así, solo me hace falta verla para que se encienda el fuego desde las cenizas de amores pasados.
Que… Señor, mire la cámara seis.
Su voz me saca de mis ensimismados pensamientos, dirijo la mirada al pequeño cuadrado parpadeante pero apenas puedo notar algo, mis ojos ya no son como cuando era joven.
Agrándala.
Con dos clicks el pequeño recuadro se expande en toda la pantalla. Apenas lo veo, algo de pavor recorre mi espalda. Oh dios. –No puedo evitar exclamar eso. La gran y pesada puerta de metal fue arrancada completamente y está en el piso. Con rapidez presiono el botón de alarma y tomo un micrófono que está en el escritorio.
A todo el personal armado, fuga en proceso, no es un simulacro, repito, no es un simulacro.
En apenas unos segundos pandemonio de alarmas y lucecitas rojas parpadeantes.
Numero de celda.
162.
Envía un grupo.
Ella habla con alguien a través de una radio. No pasa mucho antes de que algunos aparecieran ante la visión de la cámara, cuatro personas armadas se dirigieron directamente al lugar de los hechos y uno de ellos da un paso al interior aunque, casi de inmediato, retrocede y el temor se puede notar a través de la imagen. Sin antelación alguna, todas las cámaras quedan sumidas en la oscuridad. Los demás que están en la sala se agitan tratando de buscar la causa del problema pero a los segundos, todo queda sumido en la total penumbra. Les ordeno que encuentren y arreglen el problema, encienden algunas linternas y unos poco salen con rapidez al pasillo.

24 de julio de 2016. Cárcel Rusa: Petak (El delfín negro). 21:09 PM.
Nikolai Kozlov

¿Qué demonios pasa allá fuera?
Y yo que sé. –Me responde Mark algo enfadado, al no le interesa absolutamente nada.
¿Pero esos eran disparos? O me he vuelto loco.
Eran disparos.
¿Entonces porque mierda no te interesa?
Si tenemos suerte escaparemos.
¡Estamos a tres días de alguna ciudad!
Seguí discutiendo aunque él sigue con la misma idea. Algunos disparos y gritos siguieron ocurriendo en el otro lado de la puerta, una leve vibración ocurre y le miro esperando alguna reacción de él.
Eso es algo que… raro. Dice Mark tratando de decir algo.
Un grito mucho más fuerte y cercano ocurre detrás de la puerta, luego algunos disparos le siguen y estos se alejan a gran velocidad. Luego de eso, el silencio volvió a tomar poder, no se escucha nada más hasta que algo comenzó a golpear la puerta, pequeñas hendiduras hacia el interior empezaron a aparecer y luego,  unas mas grandes le preceden. Sin ningún lugar a donde correr, solo nos queda esperar.
Prepárate. –Le digo apresurado, los nervios me carcomen.
—Esto no es bueno.
Los golpes cesan y nos miramos exhaustos, respiro una larga bocanada de aire, casi como si estuviera descansando de un largo maratón.
— ¿Que fue eso? –Pregunta Mark algo relajado.
— ¿Y yo que se?
Se me queda mirando y yo a él. La puerta comienza a retorcerse y sale disparada con un gran estruendo. En el pórtico de hormigón, una gran criatura humanoide esta parada, de por lo menos dos metros y algo más, está casi no tiene piel si no fuera por algunos pedazos que le cuelgan desde la carne, su mirada no expresa nada más que sicopatía o eso siento yo. Solo se queda allí parado, mirándonos. Mark se pone nervioso y retrocede un paso, yo le sigo. La criatura retrocede unos pasos, pareciera que se fuera a retirar pero en vez de eso, corre contra las otras puertas y las destroza como si de papel mache se tratara, entra con una fuerza abominable y choca contra el muro pero en el proceso agarra del cuello a Mark, solo una cosa se me viene a la mente: “corre” y así lo hice, a mí espalda lo único que escuche fueron los gritos desgarradores de dolor y yo no me detuve a pesar de eso, no le ayude, solo corrí.
Sigo por el largo pasillo sin parar de correr, a medida que avanzo veo casquillos de balas y sangre, mucha sangre. Llego a una escalera en dos sentidos pero la parte que va hacia abajo está bloqueada por escombros, solo me queda subir. Algunos cadáveres están repartidos por el pasillo. En la parte superior de una de las puertas dice “seguridad”, y lo que debería estar cerrado esta entreabierto, con cuidado tomo el borde de la puerta y asomo mí cabeza, dentro solo veo a una mujer tirada en el piso llorando con alguien a su lado. Me acerco con cautela pero pareciera que están en otro mundo, le pongo la mano en el hombro y ella me mira, sus ojos son azules y están un poco rojizos por sus lágrimas. Pareciera que no me ve pero de repente se asusta y trata alejarse.
¡Aléjate! –Grita de la nada, aun con lágrimas en sus ojos.
No le respondo y retiro mí mano. Cerca de ella se encuentra una linterna que tomo sin preguntar, pareciera que se molesto pero no me importa, la dejo en una mesa que esta al medio de la sala, apuntando al techo. Con esto la luz se repartió por toda la habitación de mejor manera.
¿Te calmaste?
Si…
Y que mierda pasa en este lugar.
Su cara casi parece congelada por el miedo, se queda de esta forma por un rato y solo mira el piso. El ambiente oscuro no ayuda a que esto sea mejor, solo crea un ambiente de amargura y depresión.
No lo sé. –Dice con voz llorosa. –No lo sé…
Bueno, que se le va a hacer, y a ese que le pasa.
El hombre está sufriendo pequeños espasmos y su cara esta fija en el infinito, ¿Estará sufriendo un ataque?, me acerco y me pongo de cuclillas frente a su cara, elevo la mano y le doy una cachetada con fuerza, la expresión de su rostro cambia en un parpadear, la mujer saca una linterna de su bolsillo y la enciende, el rostro del hombre se ilumina y me acuerdo de él, es el que me dijo sobre lo de ser “militar”.
Tú eres… -Dice el hombre algo confundido. –El prisionero.
Ya no lo soy.
Pareciera que le forme una especie de ira en su interior y trata de tomarme por el cuello pero yo lo empujo, se golpea con fuerza en la pared. La mujer ya dejo de llorar y le pregunta si está bien pero a mí no me importa un demonio si le paso algo.
 Y tu viejo, ¿sabes qué era eso?
Ten respeto, maldito asesino. –Dice el viejo enojado.
Los papeles cambiaron. –Le digo amenazante. –Tú eres el que debe tener respeto aquí y dime si sabes.
¡Tú crees que yo sé! ¡Esa cosa mato a mis hombres!
¿Tienen algún transporte para salir de este puto lugar?
Hay un. –Dice la mujer.
No le digas. –Le interrumpe el viejo.
¿Quieres morir junto a esa cosa?
Sera mejor que dártelo.
Entonces, ¿Quieres condenarla a su muerta? Viejo tonto.
Eso… -Su cara cambia completamente. –Está bien.
— ¿Le digo? –Pregunta la mujer y el hombre asiente. –Afuera hay un camión, solo hay uno.
Gracias.
Me acerco a la puerta y la abro con cuidado, ellos solo me miran impotentes. Siento unos pasos ligeros pero con fuerza al otro lado.
No te muevas o disparo. –Escucho la voz de viejo.
¿Estás seguro de eso?, viejo.
Al devolverle la mirada, le veo apuntándome con una pistola y la mujer está escondida detrás de un escritorio.
Te lo repetiré, ¿Estás seguro?
Muy seguro, sabandija.
Tomo con más fuerza la puerta y la abro de un solo tirón, un rugido proviene del pasillo seguido de pisadas rápidas, el viejo comenzó a disparar pero no contra mí, una cosa salta contra el hombre, estrellándolo contra la pared, la mujer con un grito de desesperación se pone a correr hacia donde estoy, voy al pasillo pero no me alejo de la puerta, cuando apenas está cerca, la tomo de la mano y la tiro, luego cierro la puerta dejando a esa cosa encerrada pero no durara mucho. La tome con fuerza de la mano y corrimos por el pasillo.
¿¡Adonde!?
¿¡Que!?
¿¡Donde tenemos que ir!?
Me empieza a dar indicaciones por dónde ir, los pasillos largos pareciera que no fueran a terminarse, la mayor parte está cubierta de sangre y otras de esas “cosas” tiradas por allí, bajamos por otras escaleras, también están cubiertas de sangre. Al atravesar una de las puertas llegamos a la intemperie, todo está cubierto de una homogénea y blanca espesura de nieve, los edificios tienen una apariencia antigua pero por dentro son muy modernos. Me sigue guiando, el frio es infernal y me cala hasta los huesos. En una de las vueltas al edificio, veo el cadáver de uno de los de seguridad, su cabeza esta a varios metros de su cuerpo y otros están desmembrados, piernas, brazos y viseras cubren la nieve de rojo, es como si fuera un suave algodón teñido. Al que le falta la cabeza, lo desnudo y me pongo la ropa que a él ya no le es necesario, la mujer solo aparta la mirada y además, tiene una cara de horror, asco y disgusto que se puede ver a la legua. Al llegar a lo que debería ser donde está el camión, este no se encuentra.
Debería estar aquí. –Dice la mujer nerviosa.
En el piso hay marcas de ruedas, comenzamos a correr siguiendo la ruta. A lo lejos vuelvo a escuchar un rugido pero ya no es uno solo. El sonido de un motor también aparece. El camión pasa con rapidez por delante de nosotros dos, grito  con fuerza, pidiéndoles que paren y por suerte así fue.
¡¡Rápido!! –Grita un hombre. -¡¡Muevan el culo o se los comen!!
Corremos hacia el camión y yo miro hacia atrás, más de cuatro cosas nos persiguen. Con determinación salto y me subo al vehículo, entre eso, ayudo a la mujer a subir.
¡Chúpense esta! Grita el hombre un arma.
 El suelo explota con un fulgor rojizo, la nieve salta con ímpetu a medida que algunos miembros de sus cuerpos salen despedazados por el aire.
“escape, escape, escape, estoy vivo”, es lo único que se encuentra en mi mente. En el camión se encuentran otros tres, el del arma y otros dos. Ahora son tres días hasta la ciudad a menos que nos quedemos sin gasolina…





Algo está mal con ellos
Sus ojos no son normales